El objeto de este libro queda expresado exactamente por su título: LA CLAVE DE LA TEOSOFÍA, y se necesitan pocas palabras para explicarlo. No es éste un libro completo de texto de Teosofía, sino únicamente una llave para abrir la puerta que conduce a un estudio más profundo. 

Esta obra señala las líneas principales de la Religión de la Sabiduría, y expone sus principios fundamentales, contestando a las varias objeciones que pueda hacer el occidental sincero y tratando de presentar conceptos poco familiares, en la forma más sencilla y en el lenguaje más claro posible. 

Creer que conseguiría hacer inteligible la Teosofía sin esfuerzo mental por parte del lector, sería esperar demasiado; pero confiamos en que la oscuridad que aún reina en la obra es debida al pensamiento profundo que entraña y no al lenguaje y a la confusión.

Para el hombre de mente perezosa o para el obtuso, será la Teosofía un enigma, pues en el mando intelectual, así como, en el espiritual, ha de progresar el hombre por sus propios esfuerzos. El escritor no puede pensar por el lector, ni sacaría éste provecho alguno aunque fuese posible semejante cosa. 

Hace tiempo que aquellos que están interesados en la obra de la Sociedad Teosófica sienten la necesidad del presente trabajo, y esperamos que, exento lo más posible de tecnicismos, llenará su objeto cerca de las muchas personas cuya curiosidad se ha despertado, pero que aún sólo están intrigadas y no convencidas. 

Hemos tenido cuidado de separar lo cierto de lo falso, en lo que toca a las doctrinas espiritistas y a la vida de ultratumba, y de presentar bajo su verdadero aspecto los fenómenos espiritistas. 

Explicaciones sobre este particular, dadas ya tiempo atrás, han sido causa de la ira que se desencadenó contra el autor de la presente obra, prefiriendo los espiritistas, como otros muchos, creer lo que les agrada mejor que lo que es cierto, e incomodándose sobremanera con todo aquel que viene a destruir una agradable ilusión. 

Durante el pasado año ha sido la Teosofía el blanco de los ataques más violentos por parte del espiritismo, como si los que sólo poseen la verdad a medias, como los que no tienen nada que ver con ella, sintiesen mayor antagonismo hacia los poseedores de la verdad entera.

Siento un verdadero agradecimiento hacia los muchos teósofos que me han dirigido preguntas, o que de otro modo me han ayudado mientras escribía esta obra, la cual resultará por ello mismo más útil, siendo ésta su mejor recompensa.

H. P. B.

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