PREG. ¿Cómo esperáis que realicen la obra los miembros de la Sociedad?

TEÓS. Primero, estudiando y comprendiendo las doctrinas teosóficas, para que así puedan enseñar a los demás, especialmente a los jóvenes. Segundo, aprovechando toda oportunidad de hablar a los demás sobre Teosofía, explicándoles lo que ésta es y lo que no es, disipando sus errores y fomentando el interés por ella. Tercero, ayudando a la propaganda de nuestra literatura; comprando obras, cuando se tienen medios para ello, prestándolas, dándolas e induciendo a los amigos a hacer lo mismo. Cuarto, defendiendo a la Sociedad contra todo ataque injusto, o por todos los medios legítimos que tengan en su poder. Quinto, y es lo más importante de todo, por el ejemplo de la propia vida.

PREG. Pero toda esa literatura, a cuya propaganda dais tanta importancia, no me parece encerrar una gran utilidad práctica en beneficio, de la humanidad. No es caridad práctica.

TEÓS. Pensamos de otro modo. Creemos que un buen libro que ofrece a las personas materia para pensar, que fortalece y esclarece su mente, facilitándoles la inteligencia de verdades sentidas vagamente, pero que no podían formular, produce un bien real y substancial. En cuanto a lo que llamáis actos prácticos de caridad en beneficio de nuestros semejantes, hacemos lo poco que podemos; pero, como ya os he dicho, la mayor parte de nuestros hermanos son pobres, y la Sociedad por sí misma no tiene bastantes recursos para tener a sueldo gente dedicada a su servicio. Todos los que nos esforzamos en realizarlo, damos gratis nuestro trabajo, y en muchísimos casos nuestro dinero. Los pocos que poseen medios de hacer lo que se llama vulgarmente actos de caridad, siguen los preceptos buddhistas y trabajan por sí mismos, pero no por procuración o suscribiéndose públicamente a obras caritativas. Lo que tiene que hacer ante todo el teósofo es olvidar su personalidad.

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