PREG. Me habéis dado una idea general acerca de
los siete principios. Decidme ahora cómo se explica la falta completa de
memoria respecto de nuestras vidas anteriores, a la luz de lo que habéis
dicho sobre esos principios.
TEÓS.
Muy fácilmente. Los “principios” que llamamos físicos32, son
desintegrados después
de la muerte, a la par que sus elementos constitutivos, y la memoria a la vez que su cerebro. Esa memoria desvanecida de un
cuerpo que desapareció no puede
recordar ni registrar cosa alguna en la encarnación posterior
del Ego.
La
reencarnación significa que ese Ego ha de ser dotado de un nuevo cuerpo,
de un nuevo cerebro y de una nueva memoria.
Tan absurdo sería, por consiguiente, esperar
que se acordase la memoria de aquello que jamás pudo registrar, como
inútil resultaría examinar con el microscopio una camisa que nunca hubiese
llevado puesta un asesino, y buscar en ella las manchas de sangre que sólo
habían de hallarse en la ropa que llevó en otra ocasión. No es la camisa
limpia la que hemos de interrogar, sino la ropa que llevaba cuando ejecutó
el crimen; y si ésta ha sido quemada y destruida, ¿cómo la podéis encontrar?
PREG.
¿Cómo podéis tener la seguridad de que se cometió el crimen, o de que
el “hombre de la camisa limpia” ha existido anteriormente?
TEÓS.
Seguramente no por medios físicos, ni basándonos en el testimonio de aquello que ya no existe. Pero existe la evidencia circunstancial, que
nuestras sabias leyes admiten
quizás más de lo que debieran. Para convencerse del hecho de la
reencarnación y de las vidas pasadas, debe ponerse uno en relación con el
propio Ego real permanente, y no con la memoria, que es pasajera.
PREG. Pero ¿cómo ha de
poder creer la gente en aquello que no sabe ni ha visto jamás, y mucho
menos ponerse en relación con ello?
TEÓS. Si la gente más
ilustrada de buena gana cree en “la gravedad”, el “éter”, la “fuerza” y
tantas otras cosas de Ciencia, en abstracciones e “hipótesis” que no ha
visto, tocado, olido, oído ni probado, ¿por qué no habrían de creer otras
personas, en virtud del mismo principio,en el Ego propio permanente,
“hipótesis” muchísimo más lógica e importante que ninguna otra?
PREG. ¿Qué es, en fin,
ese misterioso principio eterno? ¿Podéis explicar su naturaleza de un modo comprensible para todos?
TEÓS. El Ego que se
reencarna es el “Yo” individual e inmortal, no el personal; en una palabra, el vehículo de la MÓNADA Atma–Búddhica; aquello que es
recompensado en el Devachán y
castigado en la Tierra, y aquello, en fin, a que se une sólo el reflejo dé los skandhas o atributos de cada reencarnación33.
PREG. ¿Qué entendéis
por skandhas?
TEÓS. Precisamente lo
que acabo de decir: los “atributos” entre los que está comprendida la memoria.
Todos mueren como la flor, dejando sólo tras sí un débil aroma. He aquí un párrafo del Catecismo Buddhista de H. S.
Olcott34, que se refiere precisamente al asunto y trata la cuestión del modo que sigue:
“El anciano recuerda
los incidentes de su juventud, a pesar de haber cambiado física y mentalmente. ¿Por qué entonces no llevamos con nosotros el recuerdo de
nuestras pasadas vidas de un nacimiento a otro? Porque la memoria está
incluida en los skandhas, y habiendo cambiado éstos con la nueva
existencia, la memoria,el recuerdo de la anterior existencia particular,
se desvanece. Sin embargo, debe sobrevivir el recuerdo o reflejo de todas
las vidas pasadas, porque cuando el príncipe Siddhârtha se convirtió en
Buddha, la serie completa de sus nacimientos anteriores le fue revelada… y
cualquiera que llega a alcanzar el estado de Jhana puede de ese modo
trazar retrospectivamente la línea de su vida”.
Esto os probará que
mientras las cualidades imperecederas de la personalidad, como el amor, la bondad, la caridad, etc., se unen al Ego inmortal,
fotografiando en él, por decirlo así, una
imagen permanente del aspecto divino del hombre que anteriormente existía, sus skandhas materiales (aquellos que generan los efectos
kármicos más marcados) son tan
pasajeros como la luz del relámpago, y no pueden influir en el cerebro de la nueva personalidad; sin embargo, esto no altera en
modo alguno la identidad del Ego
reencarnado.
PREG. ¿Queréis decir
con esto que aquello que sobrevive es únicamente la memoria del alma, según la llamáis, siendo esa alma o Ego uno mismo,
mientras que nada queda de la personalidad?
TEÓS. No por completo.
Excepto en el caso de que esta última haya sido la de un materialista absoluto, cuya naturaleza no haya sido penetrable
ni por el rayo espiritual más pequeño, algo
perteneciente a cada personalidad debe sobrevivir, puesto que deja su eterna huella en el yo permanente que se encarna, o Ego
Espiritual35.
La personalidad, con sus skandhas, cambia constantemente en cada
nuevo nacimiento. Es,como antes hemos dicho, tan sólo el papel que representa
el actor (el verdadero Ego)durante una noche. Ésta es la razón por la que no
guardamos memoria de nuestras vidas pasadas en el plano físico, aunque el
“Ego” real las ha vivido y las conoce todas.
PREG. ¿Por qué no
imprime entonces el hombre real o espiritual aquel conocimiento en su nuevo “yo” personal?
TEÓS. ¿Cómo pudieron
unas sirvientes de un pobre cortijo hablar el hebreo y tocar el violín en
estado extático o de sonambulismo, cosas que desconocían en absoluto en su estado normal? Porque, como os diría todo verdadero
psicólogo, no de vuestra escuela moderna sino
de la antigua, sólo puede obrar el Ego Espiritual cuando el ego personal está paralizado.
El “Yo” Espiritual en el hombre es omnisciente, y
toda sabiduría es innata en él; mientras que el Yo personal es la hechura
de lo que lo rodea,y el esclavo de la memoria física. Si el primero pudiese
manifestarse sin interrupción ni impedimento alguno, ya no habría hombres
en la Tierra, pues todos seríamos dioses.
PREG. Debiera, sin
embargo, haber excepciones, y algunos debieran acordarse.
TEÓS. Las hay, en
efecto. Mas, ¿quién cree en sus referencias? Tales personas
son consideradas generalmente, por el materialismo moderno, como
histéricos alucinados, maniáticos o farsantes. Léanse, sin embargo, las obras que tratan de este punto, especialmente
Reencarnación, un estudio de la Verdad Olvidada, por S. D. Walker, M. S.
T., y obsérvese la cantidad de pruebas que acerca de tan debatida cuestión
presenta el autor.
Se habla del alma a la
gente, y algunos preguntan: “¿Qué es el alma? ¿Habéis probado jamás su existencia?” Inútil es, por supuesto, argüir a
los que son materialistas, pero aun a estos últimos quisiera dirigir esta
pregunta:
¿ Podéis acordaros de lo que
erais o hacíais cuando niños pequeños? ¿Habéis conservado el menor recuerdo de vuestra vida,
pensamientos o actos, o tan siquiera de que hayáis vivido durante los
primeros dieciocho meses o dos años de vuestra existencia? ¿Por qué
entonces, partiendo del mismo principio, no negáis también el haber vivido
alguna vez como niños?”
Cuando a todo esto
añadimos que el Ego que se reencarna, o individualidad, retiene durante el
período devachánico únicamente la esencia de la experiencia de su vida
terrestre pasada, o personalidad, quedando absorbidas todas las
experiencias físicas en un estado impotencia o siendo convertidas, por decirlo
así, en fórmulas espirituales; cuando tenemos en cuenta, además, que el
espacio de tiempo que transcurre entre dos renacimientos se dice que es de
diez a quince siglos, durante cuyo período la conciencia física está total
y absolutamente inactiva, careciendo de órganos que obren en ella, y, por
consiguiente, de existencia, la razón de la ausencia de todo recuerdo
resulta bien clara.
PREG. Acabáis de decir
que el Ego Espiritual es omnisciente. ¿Dónde está, pues, esa decantada omnisciencia durante su vida devachánica, como la
llamáis?
TEÓS. Durante ese
tiempo se halla en estado latente y potencial; porque en primer lugar, el Ego Espiritual no es el Yo SUPREMO, que siendo uno con
el Alma Universal o Inteligencia, es el
solo omnisciente; y segundo, porque el Devachán es la continuación idealizada de la vida terrestre que se acaba de abandonar,
período de ajustamiento retributivo y
recompensa por los daños y sufrimiento experimentados inmerecidamente en
aquella vida especial.
El Ego espiritual, en
el Devachán sólo es omnisciente potencialmente, y defacto exclusivamente
en Nirvana, cuando el Ego está fundido en el Alma–Mente Universal.
Vuelve a ser casi omnisciente, sin embargo, durante
aquellas horas en la Tierra en que ciertas condiciones anormales cambios fisiológicos
del cuerpo libran al Ego de los estorbos e impedimentos de la materia.
Ejemplo de ello son
los dos casos de sonambulismo más arriba citados, de una humilde criada hablando el hebreo y otra tocando el violín. No
quiere esto decir que las explicaciones que respecto a esos dos casos nos
ofrece la ciencia médica no encierren verdad alguna en sí, pues una de
aquellas muchachas había oído años antes a un pastor protestante, maestro
suyo, leer obras hebreas en voz alta, y la otra había oído a un artista
tocar el violín en el cortijo que habitaba.
Mas, ninguna de las dos hubiese pedido hacer esto con la
perfección con que lo hicieron si no hubiesen estado animadas por Aquello
que, debido a la identidad de su naturaleza con la Mente Universal, es omnisciente.
En el primer caso el principio superior obró sobre los skandhas y los
puso en movimiento; en el último, estando la personalidad paralizada se
manifestó la individualidad misma. Os ruego no confundáis las dos cosas.
32 A saber: el cuerpo, la
vida, los instintos pasionales y animales, y el fantasma astral o eidolon, de
cada hombre, sea percibido en pensamiento, por nuestro ojo mental, u
objetivamente y separado del cuerpo físico; cuyos principios llamamos
Sthula sharira, Prâna, Kâma–Rûpa y Linga sharira. Ningún principio
de éstos es negado por la ciencia, aunque los llame de modo distinto.
33 Existen en las doctrinas Buddhistas cinco Skandhas o atributos:
Rupa (forma o cuerpo), cualidades materiales; Vedana, sensación; Sanna,
ideas abstractas; Sankhara, tendencias de la mente; Vinnana,
poderes mentales. Estamos formados de ellos, por ellos somos conscientes
de la existencia, y por medio de ellos nos comunicamos con el mundo que
nos rodea.
34 Por H.S. Olcott, Presidente y fundador de la Sociedad Teosófica.
La exactitud de la doctrina está sancionada por el Rev. H. Sumangala, gran
Sacerdote de Sripada y Gales, y Principal del Widyodaya Parivena (Colegio)
en Colombo, como de acuerdo con el Canon de la Iglesia Buddhista del Sur.
35 Espiritual, en oposición al yo personal. El estudiante no debe
confundir ese Ego Espiritual con el “ YO SUPREMO“, que es Âtma, el Dios
nuestro interno e inseparable del Espíritu Universal. (Véase en la sección
IX: “De la Conciencia post mortem y post natun.”)